05 marzo, 2010

ESCRIBIENDO A MIS ESTRELLAS




Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar . Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado , lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió : estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano.

Como ves, la marea baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de oxígeno. Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa ¿no estás haciendo algo que no tiene sentido ?
El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió : ¡para esta si lo tuvo!

Cada mensaje de estos es una estrella que arrojo al mar... Sé que en este mundo
complicado, trastocado, acelerado, equivocado un gesto de ternura y solidaridad no alcanza...

Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo pero mucho puedo hacer para ayudar en el pedacito de mundo que me toca.

5 comentarios:

Mabel G. dijo...

Es hermoso lo que has publicado Mari ! Se puede hacer mucho, por lo menos en el "pedacito de mundo que nos ha tocado". Cuánta verdad y cuanta enseñanza en las palabras!
Gracias amiga y te mando un fuerte abrazo desde Argentina.

Vero Cohen dijo...

Hermosa historia María, recuerda que el camino de mil kilómetros empieza con un solo paso, que una sola golondrina no ace verano, pero te aseguro que ese paso y esa golomdrina han hecho mucho más que aquellos que nos qeudamos mirando desde la barrera.

Si la diferencia se hace a tan solo una persona ¡habrá valido la pena!, que no nos aplaste la cantidad de cosas que hay por hacer
sino las que podemos realizar desde ahora. Recuerda que es como cuando lanzas una piedra a un estanque... las ondas van creciendo poco a poco...

Te mando un fuerte abrazo.

Alicia dijo...

¡Cuánta razón hay en el relato que nos dejaste!
Si todos aportáramos no más que un simple granito de arena por el prójimo necesitado, ¡qué distintas serían las cosas!

Gracias, María!!!

¡Un abrazo grande!

Silvia dijo...

Hola Maria... Que grata sorpresa encontrarte por acá... Realmente hermoso lo que nos permites leer.
Te mando un beso enorme.

Maria del Mar dijo...

Gracias chicas,,,un placer leerlas..

Silvia,que alegria verte por aqui
Un abrazo enorme